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Consumo de quinoa e impacto en enfermedades cardiovasculares

Consumo de quinoa e impacto en enfermedades cardiovasculares

Consumo de quinoa e impacto en enfermedades cardiovasculares

¿Quién no ha oído hablar de la quinoa a estas alturas? Este alimento tradicional de las culturas andinas ha captado la atención mundial en los últimos años. Y es que, considerada un superalimento, es un pseudocereal funcional asociado con numerosos beneficios para la salud. Especialmente relacionados con la salud cardiovascular, ya que este tipo de enfermedades son una de las principales causas de mortalidad en todo el mundo.

Potencial para reducir las enfermedades cardiovasculares

Según un estudio publicado en la National Library of Medicine (2021), la quinoa es un alimento que posee numerosas actividades, incluyendo la protección contra enfermedades cardiovasculares (ECV), metabólicas y degenerativas, la mejora del sistema inmunológico, la reducción de los síntomas asociados a la postmenopausia y la promoción del aumento de la masa muscular.

Algunas de las propiedades de la quinoa se deben a su perfil equilibrado de aminoácidos, su alto contenido en fibra y la presencia de minerales como el fósforo, hierro, potasio, magnesio, vitamina E y vitaminas del grupo B. En la quinoa también se puede encontrar un conjunto de bioactivos, como fitoesteroles, saponinas, fenólicos, péptidos bioactivos y fitoesteroides, de poder antioxidante, que favorecen la correcta circulación de la sangre.

Todos los aminoácidos esenciales

La quinoa aporta todos los aminoácidos esenciales que nuestro cuerpo no puede fabricar. Según la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, contiene los 8 aminoácidos esenciales para nuestro organismo. Estos solo se pueden conseguir mediante la alimentación, por lo que hacen de la quinoa un alimento vegetal con proteína de alto valor biológico. Se calcula que aporta aproximadamente un 14% de proteínas, una cantidad superior a cualquier otro cereal.

Regulación del colesterol

Es un alimento bajo en grasas saturadas y rico en grasas saludables, especialmente en Omega-3, siendo una alternativa a la proteína animal muy saludable. Está especialmente indicada para todas las personas con problemas de sobrepeso, obesidad, colesterol en sangre o problemas cardiovasculares. Pues contribuye a la reducción de los niveles de colesterol LDL, responsable de taponar las arterias y el flujo sanguíneo (o colesterol malo), mientras que ayuda a aumentar el colesterol HDL (bueno), considerado un escudo de protección contra las enfermedades cardiacas.

Fuente de fibra y energía

Aporta un 6% de fibras, de las cuales algunas son solubles, como las que encontramos en las frutas, y otras son insolubles (características de los cereales integrales). Todas ellas tienen un papel fundamental en la salud intestinal: son clave en la regulación del tránsito intestinal, un elemento importantísimo en la prevención de enfermedades del sistema digestivo y circulatorio.

Está compuesta por hidratos de carbono complejos. Nuestro organismo los absorbe de forma lenta, por lo que nos permite mantener una energía constante. Precisamente por ello es un alimento estupendo para los deportistas. Además, aumenta la saciedad y controla los niveles de azúcar en sangre.

¡Inclúyela en tu menú!

Como ves, no hay excusa para no integrar este superalimento en nuestro menú habitual. Encuéntrala en tu formato favorito: granos, harinas, pasta, granolas, bebidas vegetales, helados, y crear infinitud de recetas.